Emprendedores y Grupo Cooperativo Cajamar quieren poner en valor la innovación agroalimentaria y para ello han seleccionado una veintena de proyectos españoles con mucho potencial en esa dirección.
En Smallops ofrecen una solución todo en uno. Empiezan aprovechando los 10 millones de toneladas de residuos derivados de la producción del aceite de oliva, como el alpechín o el alperujo. Con dichos residuos producen, posteriormente, nanopartículas de hierro que luego aplican al campo como fertilizante exento de tóxicos y también los convierte en biogás como fuente de energía limpia y con menor coste de producción para uso de las tareas agrícolas que precisan maquinaria.
La mejora del tratamiento del agua o la fabricación de electrodos para pilas de combustible aplicable a la generación de hidrógeno, son otras de las interesantes aplicaciones de la tecnología que desarrollan en esta startup radicada en Badajoz y fundada a comienzos de 2020 por Íñigo Monreal (CEO), Rubén Escudero (CTO) y María Jara (COO). Al equipo fundador se suma ya Lola Hernández, ingeniera en I+D y, en breve, lo hará también un doctor.
Smallops centra su misión en la búsqueda de soluciones innovadoras que hagan frente al cambio climático a través de la nanotecnología. “Nos dedicamos a la valorización de residuos oleícolas para su transformación en biogás y nanopartículas de hierro envueltas en carbono mediante un método de residuo cero”, explican. En esta línea, las OPS o nanopartículas de hierro encapsuladas que fabrican constituyen un producto que cumple con los requisitos de economía circular, ya que tanto las materias primas usadas como el producto y los subproductos son sostenibles y de alto valor añadido.
La idea de negocio tiene su origen en el trabajo de fin de grado en Ingeniería Química del ilicitano Rubén Escudero, orientado a diseñar una planta de producción de nanopartículas, idea que continuó desarrollando mediante el trabajo de fin de master enfocado a su aplicación de las nanoparticulas de hierro en digestores anaerobios Ya en 2018 Rubén e Iñigo ven la oportunidad de aunar la experiencia y los conocimientos de ambos para desarrollar un proceso de gestión de residuos oleícolas y producción de nanopartículas con fines medioambientales y deciden incorporar a María como experta en el desarrollo de proyectos medioambientales.